jueves, 22 de septiembre de 2011

Pisar mierda trae buena suerte.


   Parado frente al espejo, observaba fijamente, y era observado,  otro símbolo de mal agüero, y le miraba
- martes trece, escaleras en cada cuarto pasar por debajo.
   Hacía una semana que pintaban su departamento, uno de los obreros habían roto un espejo, un jodido espejo. Y ahora un gato negr solo miraba. Sentía como le sonreía burlonamente, diabólicamente, y cerró los ojos tratando de alejar esas supersticiones, tomo una profunda bocanada de aire, abrió los ojos; efectivamente era un gato negro, sentado frente a él, sonriéndole.
-Vaya manera de comenzar el día
-más bien no soy supersticioso
- yo creo en la ciencia
Volvió a cerrar los ojos, y la fantasmal imagen de su madre le recordaba.
            -Hijo creer en ciencia es de mala suerte, no lo olvides.
   Ahora frente a él ese animalito pensaba; felis catus negro, mi madre, y sus ideas, ciencia versus suerte. Le daba demasiada importancia al animalito. Trato de explicarse el porque. Esa noche no había dormido bien se había despertado trece veces a causa de una pesadilla dividida en trece partes por eso se sentía así. Su madre había muerto un viernes trece ya serian tres años, tal vez eso le ponía muy sensible, no recordaba bien la pesadilla pero sabía que en ella un gato negro se le cruzó por delante, al cerrar los ojos por treceava vez.
-          Se respondió mis subconsciente seguro es supersticioso.
Pero de donde venía ese animalito que tanto le inquietaba. Seguro esa noche antes de irse el obrero que rompió el espejo había dejado abierta la ventana y el gato entro atraído tal vez por un ratón, o quizás había confundido la casa.
-          Vaya secuencia de casualidades un gato negro en martes trece, después de que alguien rompió el espejo favorito de mi madre.
   Trato de recordar lo que decía el diccionario sobre la palabra suerte y como un fantasma le vinieron varios significados.

-” Encadenamiento de los sucesos, considerado como fortuito o casual”
-” Circunstancia de ser, por mera casualidad, favorable o adverso a alguien o algo lo que ocurre o sucede”
Nunca había escuchado hablar de suerte a la ciencia, así que seguro no debía existir y solo sería una excusa para dormir hasta tarde, quién sabe. No era del tipo de personas supersticiosa es sabía bien que pasar debajo de una escalera era peligroso y no de mala suerte, ese era un saber que se podía comprobar.
   El gato seguía ahí mirándole, no se había movido un centímetro, es más parecía que le tomaba atención, de rato en rato abría y cerraba los ojos, tensó el cuerpo se estiro y esa concentración hipnótica entre ambos, fue quebrada por la puerta que se abría lentamente; rompiendo el monólogo de pensamientos que tenía hasta ese momento. Era su mascota, llevaba una botella blanca y una bolsa vacía.
  -¿Sigues sentado frente al espejo roto?, empiezo a creer que amas tu imagen ven traje algo de leche, como sé que te gusta, fui al mercado y la comida para gatos se había terminado que mala suerte, encenderé el radio sé que no te gusta almorzar en silencio.
  Encendió el radio donde la voz de Serrat repetía:
Toca madera, toca madera…
Vigila el biorritmo…